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Las Herramientas que no deben faltar en su Biblioteca
10/06/2006 04:15
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Herramientas de trabajo en Bibliotecología.
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Sistema de Clasificación Decimal DEWEY 21 Obra que incluye: El manual y la guía práctica con nuevos índices, sumarios y notas para facilitar el trabajo de clasificación.
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Lista de Encabezamientos de Materia para Bibliotecas En dos volúmenes se incluye más de 35.000 términos principales, cuya importancia radica en la presentación de encabezamiento con referencias cruzadas; en forma amigable y de fácil uso, para optimizar las actividades de asignación de materia e impactando en los servicios de búsqueda y recuperación de información.
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Reglas de Catalogación Angloamericanas (Nueva Ediciòn) Herramienta esencial para actualizar y normalizar las labores de catalogación y descripción bibliográfica de habla hispana .
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Conociendo Marc Bibliográfico Guía simplificada del formato Marc. Incluyendo los campos usados con mayor frecuencia y muestra de registros en varios formatos. Se considera una guía ideal introductoria, para principiantes en tecnología automatizada para bibliotecas.
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Administración de la Documentación en las Normas ISO 9000 Muestra qué es lo que necesita saber sobre los documentos/registros a crear, cómo organizarlos, mantenerlos y cómo usar la tecnología para minimizar los recursos requeridos.
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Gestión de Archivos (Compilación de Lecturas Selectas) Contiene lecturas seleccionadas de artículos de la revista Records Management Quarterly de la Organización ARMA Internacional, poniendo al alcance, material publicado en inglés por esta Organización líder internacional en gestión y desarrollo de los archivos técnicos y administrativos.
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Serie de Manuales Bibliotecarios & Nuevas Publicaciones
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"Las bibliotecas tienen que ser el orgullo de una comunidad"
10/06/2006 03:38
La presidenta de la Asociación de Bibliotecarios de EE. UU. "Las bibliotecas tienen que ser el orgullo de una comunidad" |
http://www.lanacion.com.ar/cultura/nota.asp?nota_id=809651
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La especialista norteamericana Leslie Burger define las nuevas prioridades
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Con el avance de los nuevos medios electrónicos, las bibliotecas públicas están llamadas a renovarse y son cada vez más necesarias.
"Me gusta creer que son cruciales. Cuando las organizaciones invierten en bibliotecas y crean instituciones fuertes, es un indicador del valor de esa comunidad en términos de inversión en educación, aprendizaje vitalicio y construcción de lazos comunitarios."
Así lo afirma la especialista norteamericana Leslie Burger, directora de la Biblioteca Pública de Princeton, que acaba de ser elegida presidenta de la American Library Association (Asociación de Bibliotecarios Norteamericanos, ALA por su sigla en inglés), que conducirá entre julio próximo y junio de 2007.
De paso por Buenos Aires, adonde llegó para dar la conferencia inaugural de la 39a. Reunión Nacional de Bibliotecarios, organizada por la Asociación de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina, Burger no duda de la importancia de la biblioteca pública como eje de la vida social de la comunidad: "Debe ser la institución organizadora y tiene que ser el orgullo de la comunidad", afirma.
A partir de su experiencia como directora de la Biblioteca Pública de Princeton (comunidad con alrededor de 30.000 habitantes, de los cuales 6000 son estudiantes golondrina), apuesta a la capacidad de inclusión y contención de la biblioteca dentro de la sociedad actual.
"Las bibliotecas son un componente central y se han transformado en un punto de encuentro, con miles de personas que las visitan para utilizar sus recursos", expresa, al comienzo de una entrevista con LA NACION, en la que se explaya sobre los nuevos desafíos que esperan a las bibliotecas.
-¿La biblioteca que usted dirige está abierta a todas las edades?
-Las bibliotecas comunitarias en general atienden a todos, desde el nacimiento hasta la tercera edad. Ofrecemos programas y servicios para alfabetizar tempranamente a los bebes, para que los padres se pongan en contacto con otros padres y así aprendan unos de otros, y para que los chicos en edad escolar tengan un lugar seguro donde asistir después de salir de la escuela, para que reciban ayuda con sus tareas y tengan un lugar donde ser, simplemente, adolescentes.
-¿Los adultos tienen un lugar?
-Diseñamos programas especiales para adultos: grupos de discusión de libros, de películas, foros comunitarios, recreación, baile, música. Trabajamos con muchas comunidades de jubilados, para transportar a quienes están en hogares de ancianos hasta la biblioteca para que puedan interactuar con otras personas.
-La biblioteca se piensa más bien como un centro cultural
-Sí y no. En este momento, las bibliotecas en los Estados Unidos piensan en su papel en términos mucho más amplios. La gente aprende de muchas maneras diferentes y mientras en el pasado nos centrábamos en materiales impresos, ahora entendemos que se aprende al leer, al compartir historias, al participar en un programa, en una sesión de capacitación sobre tecnología y a veces, simplemente, al mirar una exposición de arte. La biblioteca es uno de los pocos sitios que reúnen en un lugar público a gente de antecedentes muy diferentes, de todos los sectores sociales.
-¿Esto incluye a los sectores marginados?
-Sólo puedo darle una respuesta en el contexto de mi propia comunidad, Princeton. Recientemente, hubo mucha actividad de patotas y la biblioteca cumplió un papel muy importante al trabajar con otras instituciones comunitarias para generar un entorno seguro para los adolescentes, y ofrecer programas y materiales educativos. Como consecuencia de este esfuerzo concertado, en los últimos nueve meses la violencia disminuyó.
-¿La biblioteca trabajó para ello en conexión con las escuelas?
-Sí, trabajamos junto con las escuelas, con el centro de terapias antidrogas para jóvenes, con la policía, con la comunidad médica, con sectores religiosos y grupos comunitarios.
-¿Qué posibilidades de integración ofrece la biblioteca a la tercera edad?
-Brindamos muchísimas oportunidades. Tenemos un programa de voluntariado muy amplio, que permite a los jubilados ofrecer su tiempo para asistir a la biblioteca en su funcionamiento. Entre 50 y 60 voluntarios de la tercera edad nos ayudan todo el tiempo. El trabajo va desde colocar libros en los estantes, hasta ayudar como tutores de alumnos, leerles a los chicos o entregarles libros a personas que no pueden salir de sus casas. También hay programas abiertos y gratuitos y se favorece el intercambio social. Muchos vienen a leer el diario, a hablar con otras personas, a aprender a usar la computadora para poder comunicarse con sus nietos, a tomar un café en nuestra confitería, o simplemente a sentarse y leer un libro.
-¿Qué dimensiones tiene la Biblioteca Pública de Princeton?
-Cuenta con unos 165.000 libros, DVD y programas de software. Es nueva; hace dos años que existe.
-Usted afirmó que para crear esta biblioteca juntó a diferentes sectores de la comunidad para reunir dinero. ¿Cómo lo hizo?
-Para poder recaudar los fondos necesarios en forma privada fue necesario elevar el perfil de la biblioteca en la comunidad. Tuvimos que lograr que la gente entendiera que la que teníamos era insuficiente y crear la demanda de una nueva biblioteca, que ahora se ha transformado en una fuente de orgullo para toda la comunidad.
Ana Ojeda Bär
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Yo querría leer pero... no tengo tiempo
10/06/2006 03:04
Inventario de obstáculos y otras excusas para no leer
Publicado por: El Documentalista Enredado | 63 lecturas
Vivimos en una sociedad en la que el tiempo es un bien muy preciado: vamos deprisa al trabajo, a los estudios, a la compra, al dentista. Ajetreados todo el día y con poco margen para dedicar al ocio. Por eso, es frecuente que muchas personas justifiquen su falta de aprecio por los libros amparándose en la conocida excusa: "Yo querría leer, pero. ¡No tengo tiempo!".
Ahora bien, reflexionemos un poco sobre la cuestión y planteémonos algunas preguntas. ¿Cuánto tiempo es necesario para leer? ¿Hablamos de horas, minutos, páginas? ¿Cuáles son los mejores momentos del día para dedicar a la lectura? ¿Dónde podemos sacar mejor provecho de un libro? ¿Podemos ir cada semana a leer a la biblioteca? De hecho, de tiempo sí que disponemos, pero debemos decidir a qué actividades se lo queremos dedicar. Leer relaja, nos permite estar con nosotros mismos, es un buen tema de conversación con los amigos o los hijos y, además, es una actividad de entretenimiento y una forma barata de conocer a otras personas, lugares y experiencias.
Somos dueños de nuestro tiempo
Para empezar, el acto de leer necesita atención; se trata de hacer un viaje fantástico por las páginas de un libro. Por eso, debemos saber cuándo disponemos de ese tiempo y de esa concentración. Sería lógico pensar que sólo podemos leer en aquellos espacios habilitados para esta finalidad: Bibliotecas, salas de lectura, una habitación en casa., pero la verdad es que todas estas condiciones no significan nada cuando una única necesidad es imprescindible: Las ganas de conocer historias y dejarnos cautivar por ellas. Cuando las tenemos, ¡ni el ruido puede evitar que leamos!
Cualquier momento, cualquier libro
Al igual que hicieron nuestros padres, o hemos hecho con nuestros hijos, solemos elegir el momento de ir a la cama a dormir para acercarnos a los libros. Pero cuando la magia de una historia nos atrapa, es evidente que nunca hay tiempo suficiente. Si desgraciadamente, llegamos cansados del trabajo, de los estudios., la lectura nocturna será breve.
Entonces, ¿cuándo y cómo? El secreto es preferir la lectura a, por ejemplo, no hacer nada. A lo largo de un día normal, cualquier persona pasa momentos en el transporte público, en la consulta del médico, aburrida delante del televisor, o incluso, en el baño, ¿por qué no? Y si, en vez de matar el tiempo, ¿lo llenamos de lecturas? Busquemos libros apropiados al tiempo que tenemos y al lugar donde leemos.
No sé qué leer
Si creemos que ésta es nuestra excusa, busquemos otra. Tenemos a nuestra disposición un grupo de profesionales, libreros y bibliotecarios, esperando a que les pidan consejo. Además, seguramente alguno de nuestros amigos es un gran lector y estará encantado de podernos ayudar a escoger. Pensemos en los libros de relatos cortos, cuentos, poesías., así tendremos la sensación de empezar y de acabar una lectura; y si disponemos de más tiempo libre, escojamos novelas más largas. Busquemos también un buen librero o un amigo que conozca nuestros gustos y necesidades y que pueda recomendarnos el libro que necesitemos en cada momento.
Otro de los argumentos más usados es la dificultad para fijar la atención en la lectura durante un tiempo muy largo. Esto tiene una fácil solución: Comencemos por lecturas breves, sobre temas que nos interesen. Leamos el libro que nos ha recomendado algún amigo; siempre podemos comentarle nuestras dudas y eso nos ayudará a seguir más fácilmente el hilo del relato.
Los libros son caros
¡Con esto no convenceremos a nadie! Hay ediciones de bolsillo más baratas que una cena, una copa o una entrada de cine. y esto no quiere decir que se tengan que elegir sistemáticamente esas ediciones, ¡cuidado! Siempre se puede recurrir a las bibliotecas públicas, que disponen de ejemplares para el préstamo gratuito, y hay opciones más pintorescas como los clubs de lectores o el bookcrossing, que multiplican hasta el infinito las posibilidades de conseguir material para la lectura.
En fin, ahora ya no queda ninguna excusa: se tiene que reconocer que el que no lee es porque no quiere. Pero debe ser consciente que pierde un abanico de posibilidades de vivir las vidas de otros, de conocer otros mundos y, sobre todo, de pasar buenos momentos. El placer de la compañía de un libro es inmenso y siempre fiel.
Traducido de la campaña "Llegir en Valencià" - 3. Jo voldria, però. No tinc temps!
http://www.documentalistaenredado.net/386/inventario-de-obstaculos-y-otras-excusas-para-no-leer/
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Doce motivos cierre librerias
09/06/2006 04:01
Doce motivos Agradecemos a Julieta el envío de este texto.
En abril de 2004 cerró sus puertas una librería de referencia de  Boston.
Vince McCaffrey, que había estado al frente de Avenue Victor Hugo durante 29 años, hizo en su momento una referencia al porqué de su cierre (hoy funciona a medio gas como librería virtual). Muchas de sus reflexiones sobre el estado crítico del ecosistema del libro son aplicables a nuestro medio. Porque cuando un mercado entero no está funcionando, es que cada uno de los eslabones de la cadena de valor lo está haciendo mal.
Después de un agradecimiento sentido a todos los libreros que, antes que él, habían hecho una aportación al oficio y una sinceras disculpas frente a los que siguen en la barricada y a quienes los apoyan, Vince McCaffrey desgrana sus Doce razones para la muerte de las librerías.
1. La Ley de Impuestos ( y los políticos, los abogados, los empresarios y los economistas que la han creado para su propio beneficio): una ficción legal de compañías con más derechos que cualquier ciudadano individual, que permite a las grandes cadenas hacer ingeniería impositiva y transforma la sana competencia en un chiste mientras transforma el mercado libre en una ruta oscura hacia un capitalismo de cuño desconocido.
2. Los editores que promocionan sus productos con las mismas técnicas usadas para el jabón de lavar o los cereales del desayuno, apuntando a la demografía en lugar de dirigiéndose a personas, buscando los beneficios inmediatos en lugar de considerar el futuro de la industria, ignorantes del arte de la tipografía, del oficio de la encuadernación, de las necesidades y leyes de la revisión, todo ello para hacer un producto adocenado de goma y tintas brillantes. Por ser ajenos a los 500 años de tradición, consiguiendo un resultado devastador.
3. Los compradores de libros: esos que desean la comodidad y el descuento de las grandes superficies, mucho más que lo bien hecho, lo polvoriento o lo único; los que compran libros por el precio en lugar de por el contenido y prefieren el brillo de la fama al matiz de lo bueno. Esos que han creado un mercado masivo para la vulgaridad, lo chillón y lo resplandeciente.
4. Los escritores que venden su alma a cambio de la publicación, los que escriben lo que ya se está escribiendo o eligen lo novedoso por el simple hecho de su novedad, que optan por alimentar las exigencias de los editores en lugar de hacer su trabajo hasta alcanzar la máxima calidad, los que ponen el estilo por encima de la sustancia, y los que carecen tanto de sustancia como de estilo… y aburren tanto a sus lectores que lo empujan en brazos de la televisión.
5. Los libreros que alimentan la demanda artificial creada por los departamentos de márketing con vistas a las ganancias rápidas; los que aceptan que los editores los traten como ciudadanos de segunda clase en la República del Libro; los que sólo recomiendan lo que está de moda en lugar de desarrollar el interés a largo plazo del lector… porque han contribuido a promover la falta de calidad en los contenidos y la muerte de la excelencia del libro.
6. El Gobierno (local, autonómico, central), que aplica impuestos exagerados a la propiedad comercial, echando fuera del ruedo a los negocios más pequeños y marginales, que son la semilla de cualquier empresa futura y el hilo que nos mantiene unidos al pasado, y de esta manera matan la personalidad de las ciudades que se llenan de gigantescas cadenas, unas iguales a las otras.
7. Los bibliotecarios, que alguna vez fueron los guardianes de los libros y hoy sólo miran y controlan sus presupuestos… porque destruyen libros que habrían durado varios siglos más para hacer espacio a discos y cintas que se desintegran en pocos años y en muchos menos se vuelven obsoletas.
8. Los coleccionistas, que han dejado de ser ratones de bibliotecas para convertirse en polillas sólo atraídas hacia lo que brilla; en otros tiempos centinelas de la obra de sus autores favoritos, hoy meros especuladores con el producto efímeros de la celebridad… porque han puesto los libros al mismo nivel que las muñecas Barbie.
9. Los maestros que recomiendan libros tópicos o basan sus recomendaciones en su propia pereza, en lugar de buscar lo mejor. Porque han fallado en pasar la antorcha de la civilización a la próxima generación.
10. Los revisores, que han olvidado el oficio de editar, porque se ponen al servicio del departamento de márketing y persiguen resultados rápidos y un nombre famoso o fácil de reconocer en lugar de buscar la calidad del contenido. Porque le ofrecen a los autores la ganga fáustica de la fama y la fortuna… mientras en público se rasgan las vestiduras.
11. Los críticos, por promover lo que ya ha sido publicitado, por encomiar con exageración a los ya consagrados con el objeto de llamar la atención sobre sí mismos, por hablar con autoridad eclesiástica de lo desconocido… y todo esto para que se les pague por palabra.
12. El público, el que no lee libros, el que no encuentra el momento; esos que viven a la luz temblorosa del televisor y serán los primeros en anunciar apocalípticamente el fin de la civilización… porque no han sido responsables de sus actos.
No son todas las que están ni están todas las que son, pero esta reflexión elegíaca de un mundo que fue y que muchos todavía creemos que es puede dar lugar a la reflexión y, sobre todo, a que en España dejemos de echarnos las culpas unos a otros y nos demos cuenta de una vez por todas de que cuando el lince desaparece, muchas otras cosas tuvieron que desaparecer antes.
Blog ConValor:http://convalor.blogia.com/2006/053005-doce-motivos.php
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