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Yo querría leer pero... no tengo tiempo
10/06/2006 03:04
Inventario de obstáculos y otras excusas para no leer
Publicado por: El Documentalista Enredado | 63 lecturas
Vivimos en una sociedad en la que el tiempo es un bien muy preciado: vamos deprisa al trabajo, a los estudios, a la compra, al dentista. Ajetreados todo el día y con poco margen para dedicar al ocio. Por eso, es frecuente que muchas personas justifiquen su falta de aprecio por los libros amparándose en la conocida excusa: "Yo querría leer, pero. ¡No tengo tiempo!".
Ahora bien, reflexionemos un poco sobre la cuestión y planteémonos algunas preguntas. ¿Cuánto tiempo es necesario para leer? ¿Hablamos de horas, minutos, páginas? ¿Cuáles son los mejores momentos del día para dedicar a la lectura? ¿Dónde podemos sacar mejor provecho de un libro? ¿Podemos ir cada semana a leer a la biblioteca? De hecho, de tiempo sí que disponemos, pero debemos decidir a qué actividades se lo queremos dedicar. Leer relaja, nos permite estar con nosotros mismos, es un buen tema de conversación con los amigos o los hijos y, además, es una actividad de entretenimiento y una forma barata de conocer a otras personas, lugares y experiencias.
Somos dueños de nuestro tiempo
Para empezar, el acto de leer necesita atención; se trata de hacer un viaje fantástico por las páginas de un libro. Por eso, debemos saber cuándo disponemos de ese tiempo y de esa concentración. Sería lógico pensar que sólo podemos leer en aquellos espacios habilitados para esta finalidad: Bibliotecas, salas de lectura, una habitación en casa., pero la verdad es que todas estas condiciones no significan nada cuando una única necesidad es imprescindible: Las ganas de conocer historias y dejarnos cautivar por ellas. Cuando las tenemos, ¡ni el ruido puede evitar que leamos!
Cualquier momento, cualquier libro
Al igual que hicieron nuestros padres, o hemos hecho con nuestros hijos, solemos elegir el momento de ir a la cama a dormir para acercarnos a los libros. Pero cuando la magia de una historia nos atrapa, es evidente que nunca hay tiempo suficiente. Si desgraciadamente, llegamos cansados del trabajo, de los estudios., la lectura nocturna será breve.
Entonces, ¿cuándo y cómo? El secreto es preferir la lectura a, por ejemplo, no hacer nada. A lo largo de un día normal, cualquier persona pasa momentos en el transporte público, en la consulta del médico, aburrida delante del televisor, o incluso, en el baño, ¿por qué no? Y si, en vez de matar el tiempo, ¿lo llenamos de lecturas? Busquemos libros apropiados al tiempo que tenemos y al lugar donde leemos.
No sé qué leer
Si creemos que ésta es nuestra excusa, busquemos otra. Tenemos a nuestra disposición un grupo de profesionales, libreros y bibliotecarios, esperando a que les pidan consejo. Además, seguramente alguno de nuestros amigos es un gran lector y estará encantado de podernos ayudar a escoger. Pensemos en los libros de relatos cortos, cuentos, poesías., así tendremos la sensación de empezar y de acabar una lectura; y si disponemos de más tiempo libre, escojamos novelas más largas. Busquemos también un buen librero o un amigo que conozca nuestros gustos y necesidades y que pueda recomendarnos el libro que necesitemos en cada momento.
Otro de los argumentos más usados es la dificultad para fijar la atención en la lectura durante un tiempo muy largo. Esto tiene una fácil solución: Comencemos por lecturas breves, sobre temas que nos interesen. Leamos el libro que nos ha recomendado algún amigo; siempre podemos comentarle nuestras dudas y eso nos ayudará a seguir más fácilmente el hilo del relato.
Los libros son caros
¡Con esto no convenceremos a nadie! Hay ediciones de bolsillo más baratas que una cena, una copa o una entrada de cine. y esto no quiere decir que se tengan que elegir sistemáticamente esas ediciones, ¡cuidado! Siempre se puede recurrir a las bibliotecas públicas, que disponen de ejemplares para el préstamo gratuito, y hay opciones más pintorescas como los clubs de lectores o el bookcrossing, que multiplican hasta el infinito las posibilidades de conseguir material para la lectura.
En fin, ahora ya no queda ninguna excusa: se tiene que reconocer que el que no lee es porque no quiere. Pero debe ser consciente que pierde un abanico de posibilidades de vivir las vidas de otros, de conocer otros mundos y, sobre todo, de pasar buenos momentos. El placer de la compañía de un libro es inmenso y siempre fiel.
Traducido de la campaña "Llegir en Valencià" - 3. Jo voldria, però. No tinc temps!
http://www.documentalistaenredado.net/386/inventario-de-obstaculos-y-otras-excusas-para-no-leer/
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Doce motivos cierre librerias
09/06/2006 04:01
Doce motivos Agradecemos a Julieta el envío de este texto.
En abril de 2004 cerró sus puertas una librería de referencia de  Boston.
Vince McCaffrey, que había estado al frente de Avenue Victor Hugo durante 29 años, hizo en su momento una referencia al porqué de su cierre (hoy funciona a medio gas como librería virtual). Muchas de sus reflexiones sobre el estado crítico del ecosistema del libro son aplicables a nuestro medio. Porque cuando un mercado entero no está funcionando, es que cada uno de los eslabones de la cadena de valor lo está haciendo mal.
Después de un agradecimiento sentido a todos los libreros que, antes que él, habían hecho una aportación al oficio y una sinceras disculpas frente a los que siguen en la barricada y a quienes los apoyan, Vince McCaffrey desgrana sus Doce razones para la muerte de las librerías.
1. La Ley de Impuestos ( y los políticos, los abogados, los empresarios y los economistas que la han creado para su propio beneficio): una ficción legal de compañías con más derechos que cualquier ciudadano individual, que permite a las grandes cadenas hacer ingeniería impositiva y transforma la sana competencia en un chiste mientras transforma el mercado libre en una ruta oscura hacia un capitalismo de cuño desconocido.
2. Los editores que promocionan sus productos con las mismas técnicas usadas para el jabón de lavar o los cereales del desayuno, apuntando a la demografía en lugar de dirigiéndose a personas, buscando los beneficios inmediatos en lugar de considerar el futuro de la industria, ignorantes del arte de la tipografía, del oficio de la encuadernación, de las necesidades y leyes de la revisión, todo ello para hacer un producto adocenado de goma y tintas brillantes. Por ser ajenos a los 500 años de tradición, consiguiendo un resultado devastador.
3. Los compradores de libros: esos que desean la comodidad y el descuento de las grandes superficies, mucho más que lo bien hecho, lo polvoriento o lo único; los que compran libros por el precio en lugar de por el contenido y prefieren el brillo de la fama al matiz de lo bueno. Esos que han creado un mercado masivo para la vulgaridad, lo chillón y lo resplandeciente.
4. Los escritores que venden su alma a cambio de la publicación, los que escriben lo que ya se está escribiendo o eligen lo novedoso por el simple hecho de su novedad, que optan por alimentar las exigencias de los editores en lugar de hacer su trabajo hasta alcanzar la máxima calidad, los que ponen el estilo por encima de la sustancia, y los que carecen tanto de sustancia como de estilo… y aburren tanto a sus lectores que lo empujan en brazos de la televisión.
5. Los libreros que alimentan la demanda artificial creada por los departamentos de márketing con vistas a las ganancias rápidas; los que aceptan que los editores los traten como ciudadanos de segunda clase en la República del Libro; los que sólo recomiendan lo que está de moda en lugar de desarrollar el interés a largo plazo del lector… porque han contribuido a promover la falta de calidad en los contenidos y la muerte de la excelencia del libro.
6. El Gobierno (local, autonómico, central), que aplica impuestos exagerados a la propiedad comercial, echando fuera del ruedo a los negocios más pequeños y marginales, que son la semilla de cualquier empresa futura y el hilo que nos mantiene unidos al pasado, y de esta manera matan la personalidad de las ciudades que se llenan de gigantescas cadenas, unas iguales a las otras.
7. Los bibliotecarios, que alguna vez fueron los guardianes de los libros y hoy sólo miran y controlan sus presupuestos… porque destruyen libros que habrían durado varios siglos más para hacer espacio a discos y cintas que se desintegran en pocos años y en muchos menos se vuelven obsoletas.
8. Los coleccionistas, que han dejado de ser ratones de bibliotecas para convertirse en polillas sólo atraídas hacia lo que brilla; en otros tiempos centinelas de la obra de sus autores favoritos, hoy meros especuladores con el producto efímeros de la celebridad… porque han puesto los libros al mismo nivel que las muñecas Barbie.
9. Los maestros que recomiendan libros tópicos o basan sus recomendaciones en su propia pereza, en lugar de buscar lo mejor. Porque han fallado en pasar la antorcha de la civilización a la próxima generación.
10. Los revisores, que han olvidado el oficio de editar, porque se ponen al servicio del departamento de márketing y persiguen resultados rápidos y un nombre famoso o fácil de reconocer en lugar de buscar la calidad del contenido. Porque le ofrecen a los autores la ganga fáustica de la fama y la fortuna… mientras en público se rasgan las vestiduras.
11. Los críticos, por promover lo que ya ha sido publicitado, por encomiar con exageración a los ya consagrados con el objeto de llamar la atención sobre sí mismos, por hablar con autoridad eclesiástica de lo desconocido… y todo esto para que se les pague por palabra.
12. El público, el que no lee libros, el que no encuentra el momento; esos que viven a la luz temblorosa del televisor y serán los primeros en anunciar apocalípticamente el fin de la civilización… porque no han sido responsables de sus actos.
No son todas las que están ni están todas las que son, pero esta reflexión elegíaca de un mundo que fue y que muchos todavía creemos que es puede dar lugar a la reflexión y, sobre todo, a que en España dejemos de echarnos las culpas unos a otros y nos demos cuenta de una vez por todas de que cuando el lince desaparece, muchas otras cosas tuvieron que desaparecer antes.
Blog ConValor:http://convalor.blogia.com/2006/053005-doce-motivos.php
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Quipus fueron utilizados como fuente de in formación
07/06/2006 04:12
ESTUDIOSA AFIRMA QUE CRONISTAS USARON QUIPUS COMO FUENTE DE INFORMACIÓN
Los nudos de la historia Prejuicios culturales de españoles habrían afectado relato oficial
Intereses particulares y traducciones también distorsionaron narración
Ernesto Carlín ecarlin@editoraperu.com.pe
La versión que se maneja de la historia del Tahuantinsuyo proviene, en gran medida, de lo que los cronistas españoles escribieron acerca de él. La versión que más se valora es la de aquellos que llegaron entre los iniciales grupos de conquistadores, por haber sido testigos del fin del Estado incaico. A ellos se les ha considerado la principal fuente de lo que sabemos acerca de esta época.
La versión que se maneja de la historia del Tahuantinsuyo proviene, en gran medida, de lo que los cronistas españoles escribieron acerca de él. La versión que más se valora es la de aquellos que llegaron entre los iniciales grupos de conquistadores, por haber sido testigos del fin del Estado incaico. A ellos se les ha considerado la principal fuente de lo que sabemos acerca de esta época.
Sin embargo, la especialista Lydia Fossa asegura que esta apreciación no es exacta, como lo sostiene en su más reciente libro, Narrativas problemáticas. Los inkas bajo la dominación española (Lima, IEP, 2006).
El origen de gran parte de lo que se conoce reside en los quipus. Paradójicamente, son las crónicas de los españoles los textos que se han encargado de preservar la información “escrita” por los incas. “En las crónicas hay constantes referencias sobre datos que daban los nativos a los conquistadores después de leer los quipus”, señala.
Pasado por descubrir. Fossa confiesa que su interés se dirige a los primeros textos producidos sobre el Tahuantinsuyo, pero los aborda críticamente. Por eso, estudia a tres de los cronistas del inicio de la colonia: Pedro Cieza de León, Juan de Betanzos y Polo de Ondegardo. Cada uno de ellos se acerca a los usos y costumbres andinos con prejuicios e intereses particulares. “Cieza no se aleja de su postura católica. Califica a los indios de idólatras. Mientras que Juan de Betanzos se preocupa por emparentar a la familia de su esposa, una indígena noble, con los incas. Ondegardo, por su parte, al ser funcionario de la Corona española, se interesa más por el aspecto tributario.” La estudiosa indica que estos cronistas llegaron a describir algunos hechos que presenciaron, pero también dan cuenta de otros por medios distintos. Una fuente fue la tradición oral y otra la lectura de quipus que realizaban algunos indígenas.
Fossa señala que la información obtenida de los nudos y cuerdas se traducía al español y después se escribía. La distorsión se hace más probable al haber tantos pasos. Otro elemento que destaca la historiadora es que los quipus quizá no se leían sólo en quechua. “La cultura andina es muy práctica. De mayor utilidad era un material comprensible para diferentes pueblos.”
(El Peruano, 5/6/2006 Cultural)
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Saramago y la lectura
06/06/2006 04:37
Un escritor que no le gusta que le lean: Saramago, “la lectura será siempre de las minorías”
En Portugal nunca ha existido un “Plan nacional de promoción de la lectura”. Desde hace un tiempo se ha venido hablando de la necesidad de que exista un “Programa Marco” que coordine las diferentes políticas publicas de promoción y dote fondos para el desarrollo de nuevas acciones. El programa gubernamental para estimular la lectura se desarrollará durante 10 años para combatir -según autoridades culturales- los "preocupantes niveles de falta de cultura especialmente entre los jóvenes".
Ya hemos mostrado en alguna ocasión las dudas sobre la forma en que se están instrumentando estos planes de promoción, es especial en España, con medidas más bien publicitarias, que efectivas. Pero también hemos defendido que la existencia de dicho plan y la discusión sobre su desarrollo, son elementos muy positivos.
La ministra de Cultura, Isabel Pires de Lima, declaró a una emisora de radio que está "sorprendida" por las declaraciones de Saramago, dado que el escritor es una de las personalidades que aceptó formar parte del programa del Gobierno.
El Nobel de Literatura José Saramago, ha sido mucho más radical (y posiblemente irresponsable, o al menos contradictorio). "El escritor es una de las personalidades que aceptó formar parte de la Comisión de Honor del Programa Nacional de Lectura estimulado por el gobierno. Pero Saramago, quien participó en la presentación del plan, hace tres días, en la Biblioteca Municipal de Oeiras, en Lisboa, aseguró que "mal andan las cosas si resulta necesario estimular la lectura, porque nadie necesita estimular el fútbol, que tiene detrás una fabulosa operación de propaganda".
El Premio Nobel de Literatura 1998, el escritor portugués José Saramago, se quejó de que el fútbol posea más propaganda que los libros y desató una polémica tras afirmar que la lectura "siempre fue y será de las minorías"."No vale la pena el voluntarismo, es inútil: leer siempre fue y siempre será cosa de una minoría. No vamos a exigir a todo el mundo la pasión por la lectura", dijo el Premio Nobel.
Esta claro, eso de ser minoría y estar siempre en la “vanguardia” termina pasando factura y uno termina por creerse que la “cultura es para una elite”. O es posible que el señor Saramago este ya en la senectud. O sencillamente no le gusta que lean sus libros (al menos, las mayorías).
Carles García Domingo ZARÁNDULA Comunicación Cultural Colectivo FÁBULA Animación a la lectura y la escritura
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